12 de septiembre
Domingo. Bastantes nubes y algo de sol. Tiempo caluroso.
Ahora está de moda en muchos sitios de España hacer pintadas en frontones, en las paredes, con pintadas con ideas políticas. Se hace a modo de propaganda o protesta. Lo hacen dos bandos: los de extrema derecha, que no desean la democracia, y los de extrema izquierda, partidaria de un régimen comunista.
En Menorca, desde principios de este año, se han ido haciendo estos escritos. Los que más se han atrevido son los falangistas. Precisamente, hoy, en Ferreries, al levantarse la gente, nos hemos encontrado con unas pintadas hechas por esta extrema derecha. Es la primera vez que vemos esto en el pueblo.
En el fútbol, ha jugado el equipo A contra el B, ganando el primero, por 5 a 1. En el equipo B han jugado cuatro hermanos. Son cuatro hijos de Antoni Florit Flores, casado con Juanita de Martí Moll. Nunca en Ferreries habíamos visto jugar en un mismo equipo a cuatro hermanos.
13 de septiembre
Lunes. En las escuelas, hoy, se empieza el nuevo curso tras las vacaciones de verano.
En el auto de mi hijo Bep he ido hasta Es Mercadal para hablar con el ferrerienc más viejo, de 95 años. Vive con una de sus hijas desde hace algunos años. Pero él, sin yo saberlo, estaba en Ferreries pasando aquí unos días. He regresado en el correo, que conduce Francisco Febrer Morlà. He ido, al llegar, a ver a este viejo [sic], llamado Antoni Pons, y es el padre del taxista Joan Furadada.
Después de comer, en el Bar OAR, el hijo Juanito, quien hoy servía los cafés, me ha entregado una carta de Francia, a mi nombre y con la dirección de este bar. Me la manda el señor Pierre Zacchareli, acompañante del equipo francés Cavallonais que vino en las pasadas fiestas de Sant Bartomeu. Me manda la alineación del equipo, tal y como se lo había pedido, pues, antes de despedirse, no se acordó de dármela. También me invita a que vaya este pueblo a pasar unos días, a su casa.
14 de septiembre
Martes. Sol, nubes y calor. Cada mañana, cuando me levanto, después de afeitarme y lavarme, me voy al campo. Casi siempre, por los pinos de Biniatrum, donde hago gimnasia y camino por la carretera nueva de este predio.
Mi actividad diaria en mi casa es la siguiente: arreglo algún zapato, toco el acordeón un rato y otro rato la guitarra, y también juego a fútbol en la nave grande que tengo en la planta baja de mi casa. Este ejercicio lo hago con una pelota de jugar a tenis. No es fácil controlarla con los pies, y menos, a la edad de 68 años que tengo. Otro rato del día lo dedico a escribir esta historia de Ferreries. A pesar de tantas variadas ocupaciones, mi vida es de soledad. Mis siete hijos ya tienen familia, y solo dos viven en Ferreries.

18 de septiembre
Sábado. Calor, sol y nubes.
Hoy se inaugura la nueva sala reformada del Casino de la Calle Degà Febrer [Nou], que estaba cerrado al público desde hace tres meses. Ahora será el bar que tendrá el local más grande de Ferreries, y el más bonito. Es propiedad de José Martí Pons, quien fue payés muchos años de Son Ermità y Binimoti. Tiene tres hijos solteros que ya llevaban el negocio antes de esta reforma.
Antes, este local tenía dos escaleras en la misma calle para subir al teatro del cine [sic]. Ahora, tiene solo una en la misma calle. La otra, en el patio, permite entrar al Casino desde la calle Sant Bartomeu.
Esta tarde, cuando la gente ha visto el nuevo local, se ha llenado de hombres y jóvenes, invitados por la propiedad a bebida, algún refresco, y aperitivo. A medida que iba avanzando la tarde, más gente entraba. Hasta las 12 de la noche, ha sido de miedo [sic] el número de parejas que han entrado a este local. Los tres hijos de la casa, junto a tres muchachitos, vestidos con pantalón negro y camisa blanca y corbatín también negro, han sido los encargados de servir a este gran número de público.
19 de septiembre
A las 11 y media de la mañana, en el taxi de Joan Furadada, mi primo Antonio Camps, de s’Alqueria Blanca, y yo hemos ido a Es Migjorn. Hemos regresado en el coche del notario de Ciutadella hasta Es Mercadal. Y seguidamente, hemos regresado a nuestro pueblo en el coche de un ferrerienc. A la una y media nosotros dos hemos comido en el Bar OAR.
Estos días, la Radio Nacional ha dado [sic] que Ferreries es el pueblo de España donde hay más niños.
Se hacen gestiones entre la Radio Nacional e industriales de Menorca para que el programa «Un, dos, tres, responda otra vez», se emita, en uno de los programas, desde nuestra isla, como ya se ha hecho en otros lugares de España. La televisión pide 4.000 pesetas a los menorquines para poder dedicar uno de estos programas a la isla. A ver si esto será o no una realidad.
Hace ya unos cuantos años que en Ferreries cada semana vienen hombres con mercado ambulante a exponer baraturas; artículos de tejido y calzado. Pero desde hace medio año, esto se ha triplicado. Y los vemos constantemente, tanto en el Pla de l’Església como en la Plaza OAR [Espanya]. Pagan las consecuencias los comerciantes del pueblo, para quienes estas baraturas son como una puñalada.