Edició de Sònia Marquès Camps
1º de enero
Sábado. Tenemos los instrumentos comprados de Valencia para la nueva Banda de Música de Ferreries. Y desearíamos recibirlos antes del día 6, fiesta de Reyes Magos; para poderlos exponer en el escaparate de cualquier tienda del pueblo. Y hacer como si los Reyes hubieran traído tales regalos a Ferreries. Veremos si lo podemos conseguir.
6 de enero
Domingo. Día de Reyes, y los instrumentos no han llegado.
7 de enero
Lunes. Esta mañana hemos recibido los instrumentos de Valencia. Han llegado en una caja muy grande. Con el bombo, platillos y triángulos son un total de 29 instrumentos. La caja la han dejado en mi casa, calle des Forn número 2. La he abierto y he colocado en un espacio tipo nave que tengo todos los instrumentos en el suelo. Todos llevan estuche.
Por la tarde han venido todos los músicos veteranos, ninguno con instrumento propio. Al ver este nuevo instrumental se han decidido a llevarse cada cual su instrumento, con mucha ilusión. Parece que estos ferreriencs ya ni soñaban volver a tocar más en su vida. Pues hace años que no tenemos Banda de Música en Ferreries.
Ahora, expondremos todos los instrumentos en un escaparate para que el público los pueda contemplar, y para que los niños se entusiasmen y quieran aprender solfeo. La Casa Lluquet de Valencia que nos los ha vendido nos ha hecho un descuento del 25 por ciento. Pues en la librería de Pedro Allés Moll y Francisca Pons Barber, en la avenida Verge del Toro número 8, venden guitarras, flautas y castañuelas de esta Casa Lluquet. Este matrimonio, que son dos personas ejemplares, ha mediado en la compra. En su momento, notificó a Valencia que la compra de instrumentos se trataba de un esfuerzo que el pueblo de Ferreries hacía a base de donativos, para poder organizar la nueva Banda de Múisca. Y no fue pequeña la alegría que tuvimos al contestar la Casa Lluquet que nos concedían nada menos que el 25 por ciento de descuento en toda la compra. Este fue un detalle que nos animó a todos a emprender esta difícil aventura.
11 de enero
Sábado. Hemos expuesto todos los nuevos instrumentos en el escaparate de la tienda de Miguel Allés Pons Temu, padre de los hermanos de Muebles Allés. Cuando la gente y los niños los han visto, se ha creado un ambiente de ilusión muy favorable para que los más jóvenes tengan ganas de poseer un instrumento. De hecho, ya han empezado a venir chicos y chicas a mi casa interesados en aprender solfeo. Y ya tenemos más de 30 inscritos. Cada uno comprará su método de solfeo pagando 60 pesetas, precio de cada uno de los libros, también recibidos de la casa de Valencia.
Se cumple, así, lo que lleva comentado desde hace años. Si queríamos organizar una Banda de Música en Ferreries, la única solución era presentar los instrumentos a los niños, no exclusivamente el complicado libro de solfeo. Y poderles decir que aquí estaba su instrumento para aprender a tocarlo, y sin pagar nada tampoco de la enseñanza de solfeo.
13 de enero
Lunes. Esta noche, a las nueve, en mi domicilio, en una nave muy grande de la que dispongo, he empezado la primera jornada de enseñanza de música a un grupo de chicos y chicas. Ninguno de ellos conocía una nota. Antes de empezar esta escuela [sic] les he hecho unas explicaciones o reflexiones importantes, que todos han escuchado muy atentos, animándoles a empezar esta difícil tarea.
Las reflexiones son las siguientes. Una Banda de Música da prestigio a un pueblo, les he dicho. Y un día se sentirían muy orgullosos de ser músicos. He añadido que si entre ellos alguno pronto se cansa de estudiar solfeo, quizás de mayor se arrepiente de no haber tenido la constancia. Terminada esta explicación, me he dispuesto a poner en una pizarra que he colgado en una pared los nombres de las notas y cómo se reconocen en el pentagrama.
A partir de ahora, cada día, a las nueve, impartiré lecciones de música a unos 30 discípulos.
Por otro lado, el señor José Tortosa Bagur, maonès, quien tiene un negocio en Ferreries, en la calle Bisbe Sever, también da clases de solfeo a un grupo en una aula de las escuelas de la calle de la Pau.
Escrit posterior de l’autor
A todos los alumnos y alumnas les habíamos dicho que cuando supieran solfear las notas corcheas les entregaríamos los instrumentos. Y tanta voluntad pusieron, que para los profesores daba gusto estar entre ellos y ver el interés que todos tenían en adelantar el libro que cada uno poseía. Habíamos comprado 40 libros, y pronto tuvimos que encargar más.
A los tres meses, en pleno abril, ya empezamos a repartir los instrumentos a estos chicos y chicas.